sábado, 24 de octubre de 2009

REFUTANDO A UN ATEO ANTICATOLICO(II)

Por mas de 2000 años un velo de estupidez ha cubierto a la mayoría de las personas, la gente a adorado a algo que no existe, dañando sus mentes, corrompiéndolas, llenándolas de prejuicios y dogmas, imposibilitando su avance, creando guerras, separando a las comunidades, arrebatando vidas, y volviéndonos las victimas de su maquiavélica y enferma de poder institución.
Me basare en algunos argumentos, conceptos y pasajes de su libro sagrado, la biblia, (si la biblia!!) para probar mis afirmaciones, los cuales, estoy abierto a discutir con cualquiera que quiera debatirlos con argumentos justificados y veraces. Al final del ensayo se encuentra mi dirección de correo electrónico. Por cierto, el ensayo esta escrito desde un punto de vista cristiano, suponiendo que sus conceptos, personajes, creencias y cuentos son ciertas hipotéticamente para proceder a refutarlos o demostrar lo absurdos que son.



JAJAJAJA que curioso ahora va a usar la biblia, no le ha caido ya suficiente encima que quiere más, bien adelante haber que barbaridades ateas nos trae, pues ya para empezar que se da tan sabio, le recuerdo que la propia biblia prohibe la intepretacion privada de esta:

20 Pero, ante todo, tened presente que ninguna profecía de la Escritura puede interpretarse por cuenta propia; 1Pe 1:20
Ya con eso suficiente para tirar abajo todo su argumento biblico.Pero sigamos con otros:

Hechos 8:27-40, el etiope estaba tratando de leer Isaías, cuando Felipe le preguntó, "Entiendes tú lo que estás leyendo?" Pero él dijo, "Como puedo yo, a menos que álguien me enseñe?"

2Pedro 3:16-17, San Pedro dijo, "...Aunque hay en estas Cartas cosas difíciles de entender, QUE LOS IGNORANTES Y DEBILES INTERPRETAN TORCIDAMENTE -- COMO TAMBIEN LAS DEMAS ESCRITURAS, PARA SU PROPIA PERDICION. VOSOTROS, PUES, QUERIDOS, ESTANDO YA ADVERTIDOS, VIVID ALERTA, NO SEA QUE ARRASTRADOS POR EL ERROR DE ESOS DISOLUTOS, OS VEAIS DERRIBADOS DE VUESTRA FIRME POSTURA."

Esta es una clara advertencia de lo fácil que es caer en el error de tratar de interpretar privadamente las Escrituras.

Bien, podríamos empezar con el concepto de pecado original; el pecado original es la supuesta "razón" de la desgracia del hombre actual, y por la esta "condenado" a morir, bien, ahora, la "fruta prohibida" o "del bien y del mal" supuestamente hacia que el hombre tomara conciencia de lo que era bueno y malo, repito "TOMARA CONCIENCIA", ósea, antes de esto, no podía distinguir entre acciones buenas ni malas, (lo que contradice al "supuesto" libre albedrio que dios le dio), en otras palabras, como puede alguien sin tener conciencia de lo que es bueno y malo saber que desobedecer una orden es algo malo?, dios, sabiendo (en su omnisapiencia), que pecarían, y que no sabían que lo que hacían era algo malo, porque los castigo???? O porque no los mato simplemente???? Como en el diluvio? Hablando del diluvio... si dios, en su omnisapiencia, de nuevo, para que mato a toda esa gente, incluyendo a los animales, y los bebes, si, sabía de antemano que no se solucionaría nada? No hizo ningún bien, y al final, seguimos con el problema del mal. Entonces para que esa fantochada?

JAJAJAJAJa me encanta cuando un ateo se mete en teologia es como que un niño retara a Einstein exactamente igual.Se cree erudito en temas biblicos y empieza a sacar conclusiones de sus premisas las cuales parte de un concepto erroneo ya que estas errado desde el principio al interpretar literalmente el genesis.
Como veo tocas 3 puntos, voy a refutar los 3


1)PECADO ORIGINAL
2)DILUVIO
3)PROBLEMA DEL MAL.


1)PECADO ORIGINAL:
Primero de todo es que tenemos dejar claro que el hombre fue creado libre, y el podia obedecer o desobedecer a Dios.Dios solo le impuso una condicion al hombre en la Biblia:


«De cualquier árbol del jardín puedes comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio» (Gén. 2, 16-17).


El pecado de Adán y Eva no fue por tendencia ni por tentación de la naturaleza inferior todavía carente de concupiscencia, sino por un influjo externo del diablo representado en la serpiente.


(La serpiente) dijo a la mujer: «¿Cómo es que Dios os ha dicho: no comáis de ninguno de los árboles del jardín?» Respondió la mujer a la serpiente: «Podemos comer del fruto de los árboles del jardín. Mas del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios. No comáis de él, ni lo toquéis, so pena de muerte.» Replicó la serpiente a la mujer: «De ninguna manera moriréis. Es que Dios sabe muy bien que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal» (Gén. 3, 1-5).


-El diablo sedujo a Eva con su astucia.


La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que Yahvéh Dios había hecho. Y dijo a la mujer: «¿Cómo es que Dios os ha dicho: No comáis de ninguno de los árboles de jardín?» (Gén. 3, 1).


...mas por envidia del diablo entró la muerte en el mundo, y la experimentan los que le pertenecen (Sab. 2, 24).


Pero temo que, al igual que la serpiente engañó a Eva con su astucia, se pervientan vuestras mentes apartándose de la sinceridad (2 Cor. 11, 3).


-El hombre se reveló contra Dios, quebrantando voluntariamente el precepto que le había impuesto y, en consecuencia, el hombre quedó sujeto a toda clase de sufrimientos físicos y morales.


A la mujer le dijo: «Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazas: con trabajo parirás los hijos. Hacia tu marido irá tu apetencia, y él te dominarás.» Al hombre le dijo: «Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol del que Yo te había prohibido comer, maldito sea el suelo por tu causa: con fatiga sacarás de él el alimento todos los días de tu vida. Espinas y abrojos te producirá, y comerás la hierba del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado...» (Gén. 3, 16-19).


Aclaración. La condena afecta a los culpables en sus actividades esenciales, a la mujer como madre y esposa, al hombre como trabajador.
-Inmediatamente después del pecado de Adán y Eva se produjo la primera manifestación del desorden producido por el pecado en la armonía de la creación.


Y como viene la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría, tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, que igualmente comió. Entonces se les abrieron a entrambos los ojos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos y cosiendo hojas de higuera se hicieron unos ceñidores (Gén. 3, 6-7).


-Dios dictó la sentencia condenatoria contra los primeros prevaricadores y les profetizó que la victoria sería suya y no del tentador.


Entonces Yahvéh dijo a la serpiente:
«Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Sobre tu vientre caminarás, y polvo comerás todos del días de tu vida. Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar» (Gén. 3, 14-15).


A la mujer le dijo:


«Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con trabajo parirás los hijos. Hacia tu marido era tu apetencia, y él te dominará» (Gén. 3, 16).


Al hombre le dijo:


«Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol del que yo había prohibido comer, maldito sea el suelo por tu causa: con fatiga sacarás de él el alimento todos los días de tu vida. Espinas y abrojos te producirá, y comerás la hierba del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado. Porque eres polvo y al polvo tornaras» (Gén. 3, 17-19).


Aclaración. «El te pisará la cabeza» indica el primer destello de la salvación, y la victoria del Redentor sobre satanás.
-Adán y Eva, desobedeciendo el precepto divino, pecaron mortalmente.


«...mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio» (Gén. 2, 17).


Aclaración. La gravedad del pecado se deriva de la gravedad de la pena, «morirás sin remedio».Y eran conscientes de esto porque habian sido avisados o acaso el autor cree eran retrasados mentales? Si Adan y Eva pecaron fue porque desobedecieron a Dios, haciendo mal uso de la libertad que él les dio.


Dios creó a nuestros primeros padres en estado de gracia. Dios en señal de su soberanía les dio un mandato para que ellos cumpliéndolo mostraran su aceptación. Ellos cediendo a la tentación del demonio desobedecieron . «Puesto que el fin propio del precepto era probar la obediencia, no podemos medir la gravedad de la culpa por la acción exterior en que se manifiesta»«El hombre creado por Dios en la justicia, sin embargo, por instigación del demonio, en el mismo comienzo de la historia, abusó de su libertad, levantándose contra Dios».
Este pecado de desobediencia fue el pecado original, llamado así porque fue el primer pecado que se cometió en la Tierra, en los principios de la humanidad, y es origen de otros muchos. El pecado original es la raíz de los demás pecados de los hombres.
Con este pecado de desobediencia nuestros primeros padres perdieron la gracia para ellos y para nosotros sus hijos. Lo mismo que lo pierden todo los hijos del que se arruina en el juego de la ruleta. Si un monarca concede a una familia un titulo nobiliario con la condición de que el cabeza de familia no se haga indigno de semejante gracia, quién puede protestar si después de una ingratitud de este cabeza de familia, el monarca retira el título a toda la familia?
Nosotros no somos responsables del pecado original porque no es pecado personal nuestro ; pero lo heredamos al nacer.
Por eso el pecado original es llamado "pecado" de manera análoga: es un pecado "contraído", no "cometido"; es un estado, no un acto.
En virtud de la ley de solidaridad de Adán con toda la humanidad, por ser su cabeza físico-jurídica , nos priva de los dones extraordinarios que Dios había concedido en un principio a Adán para que los comunicara a sus descendientes .
El pecado original fue un pecado de soberbia . El pecado de Adán y Eva es un pecado muy frecuente hoy día. Hombres y mujeres autosuficientes, independientes, rebeldes a toda norma, orden o mandato, aunque venga del Papa. Para ellos sólo vale lo que ellos opinan, y lo que ellos quieren. No se someten a nadie. Quieren ser como dioses. Ése fue el pecado de Adán y Eva.
Antes de pecar, el demonio dijo a nuestros primeros padres que si pecaban serían como dioses. Ellos pecaron y se dieron cuenta del engaño del demonio. Con esto el demonio logró lo que pretendía: derribar a Adán de su estado de privilegio. El demonio es el padre de la mentira . Eva fue seducida por él. El que peca se entrega al espíritu de la mentira.


En la medida que somos pecadores somos mentirosos , pues el pecado es el abandono de la verdad, que es Dios, por la mentira.
El demonio también nos engaña a nosotros en las tentaciones presentándonos el pecado muy atractivo, y luego siempre quedamos desilusionados, con el alma vacía y con ganas de más. Porque el pecado nunca sacia. Pero el demonio logra lo suyo: encadenarnos al infierno.


Creemos, ateniéndonos al espíritu del contexto, que el pecado original fue fundamentalmente de orgullo, de desobediencia e insubordinación a Dios. Se trata, pues, de un pecado de índole espiritual y racional. Hay algo más que gula en el pecado; es la pretensión de querer alcanzar una ciencia superior que creen privativa de la divinidad. El árbol de la "ciencia del bien y del mal" representa en el simbolismo escogido por el autor sagrado la frontera de lo bueno y de lo malo. La misma denominación del árbol misterioso expresa el sentido que tiene frente al propio Adán. El hagiógrafo le aplica esta denominación por anticipación literaria, en función del papel que va a desempeñar en el conocimiento práctico que van a tener los primeros padres en la distinción entre "el bien y el mal." Debemos atender más a lo significado por cada elemento de la narración.

El autor sagrado es, como ya reiteradamente hemos indicado, un catequista que busca plasmar gráficamente ideas abstractas. De ahí que busque siempre la explicación concreta y colorista para atraer la atención de las mentes sencillas de sus lectores. Y realmente logra centrar perfectamente el relato en torno a algo que inquieta particularmente al ser racional: el conocer la distinción entre el bien y el mal, el encontrar el medio de estar sobre toda ley discriminadora entre lo bueno y lo malo. Esto parecía privativo de la divinidad, y así se lo anuncia el espíritu del mal: "seréis como dioses." La insinuación de la serpiente llega profundamente al corazón del hombre, pues éste, sujeto a la tiránica divisoria entre el bien y el mal, no parecía feliz y completo. De ahí surge la aspiración a ser algo más, a escalar la montaña donde se halla asentada la divinidad. El hagiógrafo tenía conocimiento muy profundo de la psicología humana, y por eso presenta al hombre tentado en su apetito innato de conocer y de dominar, de ser totalmente libre, sin vinculación a nada superior que le limite. En el drama de la caída, los protagonistas son perfectamente lógicos en sus respectivos papeles: de un lado, el hombre con su sed insaciable de conocer indefinidamente y de escrutar el misterio de la zona superior donde se halla la misma divinidad. Del otro, el principio del mal, un poder hostil, envidioso de la situación privilegiada del primer hombre, encarnado en un animal que era el símbolo de la traición, el "más astuto animal" de cuantos Dios había creado. En el folklore oriental la serpiente suele encarnar los espíritus malignos que molestan a los hombres. Aquí la serpiente simboliza la instigación, la envidia y la traición, pues insinúa una desobediencia formal y una rebelión contra el precepto divino.

Como consecuencia de haber tomado del fruto prohibido, los primeros padres adquieren una ciencia desconcertante, que les enseña que están desnudos y que deben avergonzarse de ellos. Ninguna frase más plástica y expresiva podía encontrar el autor sagrado para reflejar el cambio de situación: una inquietud profunda, juntamente con un remordimiento intenso, es la consecuencia de la desobediencia. El fruto del pecado es amargo: desaparece la familiaridad con Dios, y al punto viene la sentencia condenatoria contra los tres protagonistas del drama (la serpiente, la mujer y el hombre), conforme a la naturaleza de cada uno de ellos. Para la primera no hay esperanza de rehabilitación. Ni siquiera Dios le permite la disculpa. Es el principio esencial del mal, principal causante de la tragedia. No tiene por ello derecho a excusarse, y así Dios le condena sin más. A la mujer y al hombre se le anuncian trabajos en consonancia con su naturaleza de madre y de jefe de familia. La consecuencia del pecado es la muerte y el sufrimiento físico. Pero, además, el pecado primero ha creado una lucha íntima en el hombre al perder el equilibrio de sus pasiones y la razón. Es la tesis que el hagiógrafo ha querido demostrar: el mal físico y el mal moral entraron en el mundo por la instigación del demonio. Como consecuencia del desequilibrio pasional surgió el egoísmo, el odio y, muy pronto, el derramamiento de sangre.
El primer pecado, pues, no pudo ser un pecado pasional, de gula o sensualidad, sino que tuvo que ser primeramente un pecado del espíritu, que se insubordina contra Dios, dando luego lugar a la insubordinación de las pasiones. El texto sagrado responde bien a esta explicación: cuando la serpiente propone a Eva el resultado de comer el fruto prohibido ("seréis como dioses, conocedores del bien y del mal"), ella se siente halagada en esta promesa, y no considera que eso va contra su dependencia de Dios, traspasando el mandamiento de su Hacedor. El principio del pecado no está en el apetito desordenado de la fruta prohibida, sino en el deseo de esa semejanza divina mediante la posesión de la "ciencia del bien y del mal."


-Existe el pecado original.

Mira que en culpa yo nací,pecador me concibió mi madre (Sal. 50, 7).

Por la mujer fue el comienzo del pecado, y por causa de ella morimos todos (Si. 25, 24).

Por tanto, como por un sólo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron... (Rom. 5, 12).

Si por el delito de uno sólo murieron todos... (Rom. 5, 15).

En efecto, si por el delito de uno sólo reinó la muerte... (Rom. 5, 17).

En efecto, así como por la desobediencia de un sólo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno sólo todos serán constituidos justos (Rom. 5, 19)

así, los mismo que el pecado reinó en la muerte... (Rom. 5, 21).


2.-DILUVIO:

El diluvio bíblico y el diluvio babilónico.


Existen varias recensiones babilónicas del relato de un misterioso diluvio ocurrido en Mesopotamia. La más interesante es la que aparece en la tabla undécima del Poema de Guilgamés. Según este poema, el héroe Guilgamés, acosado por el deseo de escapar a la muerte y alcanzar la inmortalidad, se dirige a la desembocadura de los ríos y conferencia con Utnapistim, el Noé caldeo, que había logrado el privilegio de la inmortalidad, para saber por qué medio lo había alcanzado. Este le cuenta la historia del diluvio: sin causa que lo justifique, los dioses resuelven enviar un diluvio a la tierra y destruir la vida de ella. Pero Ea, el dios de las aguas, tenía un devoto, Utnapistim, a quien reveló esta secreta resolución de los dioses, y le ordenó construir un bajel de determinadas medidas, en el que cargaría todas las riquezas, y con ellas la simiente de toda vida. Entraron en ella la familia de Utnapistim, el artífice de la nave y los animales domésticos. Apenas habían cerrado la puerta del bajel, sobrevino el diluvio, tan espantoso que los mismos dioses tuvieron miedo de él, y, como perros, huyeron a esconderse en lo más alto de los cielos. Cuando el diluvio hubo pasado, Utnapistim miró desde el bajel, y contempló la humanidad convertida en fango. Descubriendo a lo lejos una isla, dirigió hacia ella su embarcación. Para cerciorarse bien de las condiciones de la tierra y saber si podría desembarcar, envió primero una paloma, que volvió al bajel, porque no halló dónde poner los pies; una golondrina enviada luego hizo lo mismo. Soltó en tercer lugar un cuervo, el cual, viendo que las aguas habían descendido, se lanzó sobre las carnes muertas. La embarcación encalló en el monte Nisir, y Utnapistim salió de ella con su familia, ofreciendo un sacrificio en acción de gracias a las divinidades, las cuales acudieron presurosas, y "como seas" se arremolinaron en torno del sacrificio. La diosa Istar, que no había sido extraña al desencadenamiento del diluvio, pero que no lo quería de tales proporciones, invitó a los dioses a participar del sacrificio, excluyendo de él a Bel, que había sido el principal causante de la catástrofe. Sin embargo, cuando Bel se presentó y contempló el bajel y a los que en el mismo se habían salvado, se irritó y acusó a Ea de haber descubierto el secreto de los dioses. Al fin, el furor del dios se calma, y, subiendo al bajel, tomó la mano de Utnapistim y a su esposa, que se habían postrado ante él a Bel, tocando su rostro, los bendijo con estas palabras: "Antes Utnapistim era un ser humano; desde ahora él y su mujer serán semejantes a nosotros los dioses; que ellos habiten lejos en la desembocadura de los ríos." Y así se les otorgó el don de la inmortalidad.


No cabe duda que existen claras semejanzas entre el relato bíblico y el babilónico, cuya redacción es muy anterior a aquél. En ambos relatos hay una decisión de la divinidad de aniquilar la humanidad con un diluvio; en ambos casos se salva una familia predestinada, amiga de una de las divinidades; en ambos se anuncia la calamidad al jefe de esta familia; en ambos relatos se refiere que la divinidad dio orden de hacer una embarcación, determinando sus medidas; en ambos relatos esta embarcación es calafateada de pez; en ambas embarcaciones se deja una puerta abierta; en ambos relatos se habla del ingreso de una familia en el arca; en ambos casos se habla de la destrucción de la tierra con sus habitantes; en ambos relatos se dice que el héroe envió diversas aves para conocer el fin del diluvio, y en ambos relatos se dice que después del diluvio los recién salvados ofrecieron sacrificios a los dioses, que fueron muy agradables a la divinidad, y en ambos casos se dice que la nave encalló en un monte.


Al lado de estos numerosos puntos de coincidencia hay claras diferencias: no coinciden las medidas de ambas embarcaciones ni la distribución interna de las mismas; en la narración bíblica se salvaron Noé, su mujer y sus tres hijos con sus mujeres, mientras que en la narración babilónica se salvan la familia del héroe, los artesanos de la embarcación y el batelero; los pájaros enviados no coinciden: en el relato bíblico, primero un cuervo y después tres veces una paloma, mientras que, en la narración babilónica, primero una paloma, después una golondrina y, finalmente, un cuervo.


Y, sobre todo, la gran diferencia de ambos relatos está en el fondo religioso de los mismos: en el babilónico, las divinidades se muestran asustadas ante el diluvio, mientras que el Yahvé-Elohim de la narración bíblica aparece majestuoso señor de las fuerzas cósmicas, que dirige contra la humanidad, y la catástrofe no tiene otra finalidad sino castigar a la humanidad pecadora. No hay vestigio de politeísmo en la narración bíblica, que es estrictamente monoteística. Nos hallamos, pues, ante dos tradiciones populares de un mismo hecho, famoso en la antigüedad. El hecho primitivo sustancial (una catástrofe diluvial de la que se salvó una familia predilecta de la divinidad) fue conservado en la tradición oral o escrita, revistiéndolo de concepciones religiosas en conformidad con su ambiente histórico. Así, en Mesopotamia el hecho aparece enmarcado en concepciones politeístas, mientras que en la tradición hebraica, esencialmente monoteísta, este hecho aparece narrado en conformidad con las exigencias monoteístas de la religión hebraica. Pero no se puede probar que haya dependencia literaria directa del relato bíblico respecto del babilónico, sino más bien dos versiones que se hacen eco de una fuente sustancialmente común.


Es cosa averiguada que, por la revelación, Dios no da a conocer a sus profetas ni la historia humana ni la ciencia, sino sólo la doctrina de la fe. El juicio, pues, que el autor sagrado forma sobre tales documentos o tradiciones antiguas, no será un juicio crítico-histórico, sino religioso-teológico. Estos documentos, escritos u orales, estaban, sin duda, contaminados de errores politeístas, como acabamos de ver en el relato babilónico. El autor inspirado los pasa por el tamiz de su crítica profética, los depura de esos errores, informándoles de la doctrina monoteísta, que está encargado de enseñar. Con esto logra dos fines: anular, transformándolas, esas tradiciones populares politeístas, que eran en el pueblo vehículos de error, convirtiéndolas en vehículos de la revelación monoteísta. Suele decirse que en el arte es lícito el robo cuando va acompañado de asesinato, es decir, cuando el ladrón hace olvidar la obra robada con otra de más mérito artístico. A la luz de estos principios, creemos que podrían entenderse los relatos de la historia primitiva de la humanidad, a los que la revelación divina no añade más valor histórico que el que poseen sus fuentes, pero que enriquece de un valor profético, es decir, doctrinal. Acaso a alguno le parecerá esto extraño, pero no lo será a quien conozca un poco la historia de la Iglesia. Los historiadores de las religiones estudian con diverso espíritu y criterio la influencia del paganismo en el cristianismo, y de sus estudios resultan evidentes influencias ocasionales que el paganismo ha tenido en el desarrollo de la liturgia, en el culto de los mártires y en el origen de los santuarios. Para acabar con una solemnidad gentílica, la Iglesia introduce una fiesta cristiana; para suprimir la veneración de un lugar profano, pone en él el cuerpo de un mártir. Con esto logra cambiar las costumbres más arraigadas en la masa popular. Nos sería fácil hallar en la religión mosaica la frecuente aplicación de esta misma ley a muchos ritos y costumbres paganas. Pues cosa semejante creemos que ha sucedido con el relato del diluvio.
Universalidad geográfica relativa y etnográfica absoluta. — En vista de estas dificultades insolubles, muchos comentaristas sostienen que el diluvio afectó sólo a una parte geográfica de la tierra, pero esta parte era la que estaba entonces habitada por el hombre y poblada por animales. Los mantenedores de esta opinión toman en sentido atenuado y genérico las frases de la Biblia: anegó toda la tierra, murió toda carne, y los montes fueron sumergidos. Son expresiones hiperbólicas que se refieren a la tierra conocida del autor sagrado. Serían una expresión paralela a la de orbis terrarum de los romanos o la η οικονμένη de los griegos. La narración bíblica no es científica, sino popular, y, por tanto, las frases se han de tomar en el sentido impreciso del pueblo. Así, la tierra a la que se refiere el autor sagrado sería Mesopotamia y sus alrededores. Parece que esta universalidad geográfica relativa es tolerada por algunos Santos Padres.

3.-PROBLEMA DEL MAL


Si hay Dios, ¿porqué existe el mal y el sufrimiento? La historia de la humanidad es una interminable sucesión de sangre, sudor y lágrimas, de dolor, tristeza y miedo, de abandono, desesperación y muerte. Ante esa experiencia de sufrimiento es inevitable que el hombre se haya formulado desde antiguo esa pregunta. Es bien conocida la respuesta escéptica de Epicuro: o Dios quiere eliminar el mal, pero no puede, y entonces es impotente y no es Dios; o puede y no quiere, y entonces es malo, es el verdadero demonio; o ni quiere ni puede, lo que lleva a las dos conclusiones anteriores; o quiere y puede, pero entonces, ¿de dónde viene el mal? ¿Qué hemos de decir al respecto?
Como punto de partida, no debemos escandalizarnos por formular la pregunta con la que hemos comenzado esta reflexión: ésta ha sido planteada también por parte de la teología católica. Es el mismo Catecismo de la Iglesia Católica el que afirma en su número 272 que “la fe en Dios Padre Todopoderoso puede ser puesta a prueba por la experiencia del mal y del sufrimiento” y que “a veces Dios puede parecer ausente e incapaz de impedir el mal”, llegando a plantearse en su número 310 la pregunta de “¿por qué Dios no creó un mundo tan perfecto que en el no pudiera existir ningún mal?”. El teólogo y obispo católico Walter Kasper llega a señalar que “estas experiencias del sufrimiento inocente e injusto constituyen un argumento existencialmente mucho más fuerte contra la creencia en Dios que todos los argumentos basados en la teoría del conocimiento, en las ciencias, en la crítica de la religión y de la ideología y en cualquier tipo de razonamiento filosófico”. El teólogo Hans Küng afirma que “el dolor es continua piedra de toque de la confianza en Dios”, tras lo que se pregunta “¿donde encuentra la confianza en Dios mayor desafío que en el dolor concreto?”. Y nada menos que el propio Juan Pablo II, en su catequesis sobre el credo (audiencia general de 4 de junio de 1986), indica que la presencia del mal y del sufrimiento en el mundo “constituye para muchos la dificultad principal para aceptar la verdad de la Providencia Divina”, a lo que añade que “en algunos casos esta dificultad asume una forma radical, cuando incluso se acusa a Dios del mal y del sufrimiento presente en el mundo llegando hasta rechazar la verdad misma de Dios y de su existencia” , todo ello por “la dificultad de conciliar entre sí la verdad de la Providencia Divina, de la paterna solicitud de Dios hacia el mundo creado, y la realidad del mal y el sufrimiento”.


Para dar respuesta a esta inquietante pregunta, hemos de distinguir claramente entre el mal “en sentido físico” y el mal “en sentido moral”. El mal moral se distingue del físico, sobre todo, por comportar culpabilidad y por depender de la libre voluntad del hombre; en cambio, el que estamos denominando mal físico no depende directamente de la voluntad del hombre, sino que se deriva de la propia naturaleza limitada, contingente y finita del hombre y de la creación. Las calamidades provocadas por terremotos, inundaciones y otras catástrofes naturales, las epidemias, las enfermedades, así como la muerte, serían ejemplos de este mal que hemos denominado “físico”; los desastres producidos por la guerra, el terrorismo, el odio, la violencia de todo tipo que tiene por origen al hombre serían ejemplos de ese mal que hemos llamado “moral”. A partir de esta diferenciación, cabe señalar lo siguiente:

a.- El mal físico es inherente a la condición del hombre y de la creación. El hombre es un ser finito que está sujeto a la enfermedad y a la muerte; además, ha de vivir en un universo en el que se producen determinados fenómenos naturales productores de daño y de sufrimiento. Las limitaciones y la caducidad propias de todas las criaturas es el origen último de este tipo de males, que son consustanciales a la propia estructura del hombre y del universo. En última instancia, puede decirse que este mal en el orden físico es permitido por Dios, como se señala en la catequesis de Juan Pablo II antes citada, “con miras al bien global del cosmos natural”.

b.- Algo bastante distinto sucede respecto al que hemos denominado mal moral. En palabras de Juan Pablo II, “este mal decidida y absolutamente Dios no lo quiere”. El mal moral es radicalmente contrario a la voluntad de Dios y su autor es exclusivamente el hombre, al haber hecho mal uso de su libertad. ¿Por qué tolera Dios este mal? Porque para Dios la existencia de unos seres libres es un valor más importante y fundamental que el hecho de que aquellos seres libres abusen de su propia libertad contra el propio Creador y que, por eso, la libertad pueda llevar al mal moral.


El hombre moderno no puede por sí solo erradicar los múltiples sufrimientos de la humanidad, pese a los adelantos de la ciencia y de la técnica. El sufrimiento es inherente a la condición humana y solamente mediante la intervención redentora de Dios es posible que surja un hombre nuevo liberado de la muerte, del dolor y del sufrimiento. En concreto, es la pasión, la muerte y la resurrección de Jesús la que implica la redención definitiva del dolor y del sufrimiento humano, la que transforma el dolor y la muerte en vida eterna. Es desde la perspectiva del sufrimiento y de la muerte de Jesús como el dolor y el sufrimiento de cada hombre cobra un nuevo sentido. El sufrimiento, el dolor y la muerte siguen acompañando al hombre; pero en la pasión y en la resurrección de Jesús ese sufrimiento recibe un sentido.


Experiencias religiosas, sentir a dios en tu "corazón", eso es una prueba???? Hay personas que tienen experiencias personales son buda, con Brahama, con Zoroastro, con Thor, con Ala, con Zeus, con Mitra, con Odín, entonces, porque no creer en ellos?, conocen algún seguidor de Zeus? como podrían estar equivocadas millones de personas que en la antigüedad creían en el??? Díganme, quien cree en Quetzalcóatl aun? o en Anubis??? O en Júpiter????, Todos somos ateos ante la mayoría de los dioses que la humanidad alguna vez tuvo, algunos solo agregamos un dios mas a la lista.

JAJAJAJAJA, esta si que esta buena Te has desviado del tema hacia mitologías e infantilismos ...que no vienen al caso. Yo tampoco creo en Ateopitufismos y Materiopitufismos de los que no aportáis pruebas ni formuláis de forma falsable...Al menos si de verdad creéis en ese es el criterio que siempre pedís a los demás y que empiezo a pensar que se pide de forma deshonesta. Estás estableciendo ANALOGÍAS FALACES con cuestiones que no tienen que ver sólo con la intención de ridiculizar, pero no es un argumento.El tema que tratamos no es una simple cuestión de deseos infantiles de un padre celestial ni nada por el estilo, sino una cuestión que han tratado las mentes más privilegiadas de la humanidad desde su origen. Ha dado lugar a conceptos como el Logos, el Uno, el Ser, Dios,etc y como he argumentado en otras partes, están relacionados con el mismo origen de la ciencia y hacen referencia a preguntas muy importantes que se ha hecho desde siempre la humanidad y que tienen referencia a la misma configuración de la realidad. Todo eso pretendes quitártelo de encima con burdas descalificaciones comparándo esto a mitologías concretas o ha infantilismos evidentes. En bajo nivel quedas pretendiendo TRIVIALIZAR cuestiones de este tipo.


El comparar a Dios, con seres creados por los hombres es llamar ignorantes a Pascal, Newton , y demás personas todas ellas convencidas de su existencia, tan solo porque en nuestra mente chiquita e infantil los comparamos con otros seres mitologicos, en cuyas creencias se les atribuian caracteristicas muy diferentes al Dios cristiano, es más ninguno de ello creia en un solo Dios, prueba de la primitiva mentalidad griega era la pluralidad de dioses, pero nosotros tenemos motivos logicos para creer en Dios, como a lo largo de este articulo lo he venido poniendo, un Dios, único, y que además el mismo fue la única persona se declaro Dios e hizo milagros y pruebas históricas comprobables de que en verdad era Dios.


Si su argumentación fuera logica entonces podriamos decidir que elegir creer en Dios o no no tiene consecuencia alguna, como elegir creer en los pitufos no trae consecuencias, es lo que se desprende de su argumento y siguiendo esta pauta entonces podriamos decir:


Si yo creo en Dios y cuando muero no existe, no me pasa nada.
Si yo creo en Dios y cuando muero compruebo existe, tengo problemas.


Entonces ante este razonamiento el suyo se tambalea, porque la existencia o no de pitufos no trae consigo problemas posteriores pero con Dios si, y por tanto como trae problemas la premisa inicial es falsa.En conclusión si yo creo en Dios y no existe yo sere igualmente feliz, pero si usted no cree y existe tendra problemas, y como no ha podido probar que Dios no existe, ya que solo ha escrito descalificaciones a partir de su opinión personal, es peligroso aceptar la postura atea, ya que su argumento se desmorrona…

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